Después de la investigación, llega la hora de la verdad: hay que ponerse manos a la obra y lanzarse a la mar.
Del cinco de julio de 2017 y durante las próximas tres semanas estaré en el centro de esta historia, en la capital de Camboya: Phnom Penh. Iré allí con una ONG local para hacer un voluntariado con niños de un orfanato.
Los trabajos no están completos si no te sientes involucrados hasta un punto en ellos que sientes que necesitas estar allí, conocer a aquellas personas o, en este caso, tomar contacto con el pueblo y la cultura sobre la que tanto he leído y escrito; para conocer cómo es, a día de hoy, su vida, cómo recuerdan esa historia y cómo luchan por salir adelante.
Mi intención es aprovechar mi estancia allí para conocer el mayor número posible de testimonios; los sentimientos, pensamientos y preocupaciones que envuelven a los camboyanos; así como la sede de los Tribunales que actualmente trabajan por hacer justicia de aquellos acontecimientos; los lugares más emblemáticos y representativos del país y también, por su puesto, sus calles, reflejo de la vida cotidiana.