¿Qué ocurre cuando la pobreza se enfrenta a las constantes lluvias y sequías en un escenario de inestabilidad política y violencia terrorista? La sociedad, o mejor dicho las personas, colapsan. En ese momento, desplazarse se plantea como la única forma de sobrevivir, o de seguir viviendo. En concreto, Somalia es un país que enfrenta un escenario desolador. Solo en los primeros seis meses de 2020, unas 514.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares debido a desastres naturales, según datos del Centro de Vigilancia del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés). En el mismo periodo, los conflictos políticos y la violencia terrorista provocaron el desplazamiento de alrededor de 189.000 personas.
El objetivo del siguiente trabajo es analizar cómo la inseguridad y la inestabilidad política de Somalia están agravando los efectos del cambio climático sobre su población, repercutiendo, finalmente, en el número de desplazamientos de un país particularmente despoblado con solo 15 millones de habitantes frente a los 51 millones de Kenia o los 109 millones de Etiopía. Para ello, en primer lugar, se explicará cuáles son los principales movimientos poblaciones que tienen lugar en Somalia y cuáles son las diferencias que existen entre ellos. A continuación, se analizará el impacto de los desastres naturales en este país del Cuerno de África y cómo convergen con la agitación política y la violencia islamista. Por último, tras extraer unas conclusiones, se propondrán una serie de recomendaciones que deberían adoptarse a nivel internacional y nacional para afrontar la situación.
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Autores: Marisa López González, Duncan Moore & J. Luigi M. Kunz Saponaro
Imagen destacada: UN Photo/Tobin Jones