«El Cascabel» es un programa de contenido político dirigido por Antonio Jiménez y que suele contar con el debate entre periodistas, políticos y diferentes expertos sobre los temas más polémicos del momento.
Sin embargo, un día quisieron que jóvenes universitarios con diferentes ideas políticas aportasen su visión de la actualidad. Así fue como, junto a mis compañeros del Club de Debate CEU San Pablo: Fernando Arruga, Álvaro Sáez y Jorge Álvarez, participé en aquel debate universitario.
Fue una experiencia muy enriquecedora.
Desde el principio, nada más llegar nos pasaron al camerino, «el backstage». Es muy interesante vivir y estar presente en las conversaciones detrás de las cámaras, donde los tertulianos, que luego se tirarán los trastos a la cabeza, se saludan con compañerismo y alegría: ¿Cómo fue el congreso del partido? Ayy a ver que decisión tomáis ¿eh?, ¿votaréis a favor o en contra? y, tus hijos ¿qué tal?
Luego se percataron de que estaba ahí, y se interesaron por mis inclinaciones políticas. Intenté evadir la respuesta. Pero insistían: «Seguro que tu corazoncito es de algún color».
Después de algunos polvos y suspiros nerviosos ya estábamos listos para salir.
Entonces, en el escenario, los tertulianos habituales abandonaron sus sillas para darnos paso. El debate universitario empezó con la pregunta de Antonio Jímenez sobre aquello que más nos inquietaba. A mí, contesté, el proyecto europeo, en que el que creo profundamente y por el que apuesto sin ninguna duda.
Nunca antes había estado ante las cámaras de esa forma, en directo y con total protagonismo. Por supuesto, los años de experiencia como miembro del Club de Debate de mi universidad me ayudaron; pero los miedos del escenario siempre están presentes. Reflexionaba cada palabra antes de decirla, por un tiempo que se me hacía eterno.
Al final, tienes la presión de pensar en todas las personas que están detrás de la pantalla y pueden malinterpretarte o no estar de acuerdo con aquello que dices (y claro, también piensas en la abuela, la tía, la madre y la vecina que están orgullosas viéndote allí jaja). Quizás eso también me ayudó a hablar más claro y pausado.
Sin embargo, esos temores, rápidamente, se diluyeron. Los siguientes temas se sucedían con rapidez: Brexit, la cuestión catalana, nueva política frente a la vieja política, redes sociales, etc. Al final el tiempo se pasó volando.
Cada experiencia es un nuevo reto. Una forma de aprender algo nuevo y de comprobar lo que eres capaz de demostrar de ti mismo. Por eso, me encantó vivir aquella noche y además, disfrutarla junto a mis compañeros.
Aquí podéis ver el debate completo: